El Ayuntamiento de Oliva ha invertido muchos esfuerzos últimamente para recuperar acontecimientos festivos imprescindibles de nuestro pueblo que casi se habían perdido. Tradiciones antiguas que los más grandes todavía recuerdan y que marcan fechas señaladas en los calendarios populares. Gracias a esta revalorización de nuestras fiestas más emblemáticas e históricas los más jóvenes han tenido la oportunidad de conocer toda una tradición que la globalización y la uniformización estaban a punto de borrar.
Estas son algunas de las tradiciones populares más señaladas del calendario olivense:
Porrat y Calderas de San Antonio
Los Porrats son una tradición valenciana que consiste en la celebración de un mercado donde se vende fruta seca o tostada y otras golosinas, siempre cerca de una ermita o santuario, que acompaña la festividad religiosa. “De los Porrats de enero, San Antonio es el primero” dice el refrán, ya que la fiesta de San Antonio Abad (17 de enero) inaugura el calendario de los Porrats valencianos, que son diversos y se suceden lo largo del año. En el caso de Oliva se organiza con la colaboración de los festeros de la calle de San Vicente, que se encargan de preparar las Calderas de San Antonio. En el siglo XVII ya se tiene constancia de la primera celebración del Porrat al lado de la iglesia de San Roque, con la bendición de animales, el reparto de algarrobas, misa y procesiones.
El Porrat de Sant Antonio de Oliva se celebra en el barrio del Raval durante todo el fin de semana, e incluye un mercado medieval y una feria de artesanía con más de sesenta puestos de venta, donde se puede desde comer carne hasta comprar dulces, especies y multitud de productos originales y ecológicos. También la celebración de diversas actividades culturales y lúdicas, y los actos religiosos más tradicionales: misa, procesión y bendición popular de animales, ya que no podemos olvidar que San Antonio, siempre acompañado en la iconografía medieval por un cerdito, es su patrón. El Porrat de San Antonio de Oliva está incluido en la Ruta de los Porrats de la Mancomunidad de Municipios de la Safor, de la que forman parte los Porrats históricos de nuestra comarca.
Calderas de San Antonio
Las Calderas de San Antonio, por su parte, tienen su origen en la comida popular que instauró el capellán de San Roque en los años 40, para tratar de paliar la miseria existente durante la posguerra y que los más pobres pudiesen sobrellevar mejor el frío del invierno. Esta comida solidaria se mantuvo durante veinte años, y hace unos años, los festeros de San Vicente recuperaron la tradición. En la actualidad se continua preparando, en calderas de hierro como antiguamente, un arroz caldoso con judías y nabos para todas las personas que quieran participar, bien llevándoselo a casa en una cazuela o plato, o bien en la comida popular que se organiza en la misma calle. Las Calderas dan comienzo a la programación de actividades organizadas en el Porrat de San Antonio de Oliva.
Bajada del rio Bullent
Bajada de carretones
Se celebra en el marco de la Feria de ferias y la Feria del Motor y Maquinaria Industrial de Oliva. Es quizás una de las tradiciones más particulares de nuestro pueblo, un hito para divertirse y hacer un buen espectáculo popular más que no una cursa. La carretilla es un vehículo diseñado por los mismos participantes de manera ingeniosa y creativa. Ahora bien, tiene que seguir unos requisitos: la carretilla no puede tener motor, debe disponer de tres o más ruedas, frenos de dirección y sólo puede tener cabida para un ocupante. El recorrido de la bajada empieza en la plaza del Penyot, pasa por la calle de sant Pere, virgen Maria del Rebollet y acaba al cruce con las calles Calderería y Canterería. Todo el mundo se lleva un recuerdo por haber participado. A parte, los tres primeros clasificados obtienen un premio y los cinco primeros carretillas son expuestos a la Feria del motor. Para inscribirse, tan sólo hay que estar atento al calendario de inscripción que detallarà el ayuntamiento en el periodo previo a la Fira de fires.
El sereno
Antiguamente se denominaba sereno al funcionario encargado de la vigilancia nocturna que anunciaba el tiempo y la hora en las poblaciones pequeñas y, por sectores, en las ciudades. Iba con un candil o farolillo iluminando las todavía oscuras calles. Hoy en día se ha recuperado la tradición del sereno y es una fiesta especialmente dirigida a los más pequeños, por eso, cada año una tarde de la tercera semana de julio los niños salen a la calle para crear sus propios farolillos, hechos con sandía. Vacían los melones de pulpa y meten un cirio, hacen agujeros en la piel cada cual con su dibujo preferido para dejar atravesar la luz. Después, todos juntos, recorren las calles de la playa en pasacalle cantando la famosa melodía de:
Sereno, mereno:
dis-me quina hora és.
La una, les dos,
ja van a tocar las tres.
El sereno ha mort un gos.
se l´han dut a l’hospital:
Las xiquetes de costura
se l’han fet amb oli i sal.
Y continúa en castellano:
El sereno de las once son,
sube a la escalera y apaga el farol.
El farol se apaga y vamos a dormir,
almas benditas que hacen miedo aquí.
San Juan
La noche del veintitrés de junio, víspera de san Juan, se celebra, recordando antiguas tradiciones paganas, el comienzo del verano. Grandes, jóvenes y pequeños, todos bajan a la orilla del mar para cenar juntos y hacer hogueras en una noche mágica. Antes de media noche desfilan los famosos correfocs, unos espectáculos y juegos de pirotecnia que lanzan los demonios y otros seres diabólicos. Dentro de la calle donde se hacen los fuegos todo el mundo participa en una actividad cargada de adrenalina e ilusión. A media noche, todo el mundo salta las olas para pedir un deseo y también las hogueras.
Tiro y arrastre
El tiro y arrastre
El Tiro y Arrastre es una tradición puramente valenciana que se desarrolla a lo largo de todas las comarcas del País Valenciano. El transporte, ya hace muchos años, se hacía principalmente con carros y animales de tracción, en caballos, en machos y en burros. Las naranjas, la arena, la leña de los hornos y todos los productos de la agricultura eran transportados con estos animales.
En Oliva, pueblo eminentemente agrícola no hace demasiados años, muchas casas tenían su animal de carga, con los utensilios correspondientes y el corral con la cambra. Hoy es la afición, el gusto de tener un caballo para montarlo o una yegua para el tiro, lo que hace que estas bestias continúen en nuestro pueblo.
El Tiro y Arrastre se desarrolla con dos modalidades: el Tiraset (arrastre), la más sencilla, la yegua arrastra un remolque de hierro (parecido a los que utilizaban en la tierra de arroz) con la carga, y el tiro en carro, con pista de arena.
El Tiraset consta de una pista de tierra, normalmente plana, de 40 metros de longitud por 4 de ancho, con una bandera a la raya de salida, otras cada diez metros, tres en total en medio de la pista, más la de la meta o punto de acabada. Es imprescindible, tanto en Tiraset cómo en el tiro en carro, hacer una parada en cada una de las banderas al centro de la pista.
Cuando la pista de competición es de arena, en la raya de salida hay una subida, que dificulta llegar a la primera bandera y una bajada hacia el fin de la pista, haciendo más fácil el acabamiento de la prueba. A veces en cada bandera ponen una viga o bovedilla de madera que el carro tiene que superar.
Perfil de una pista de arena
Los jueces, por regla general, son: el árbitro de pista, el árbitro de mesa y la organización (control de la carga, del recinto, …).
El ganador de cada prueba es el que tarda menos tiempo al pasar correctamente la pista o el que más metros ha recorrido, si nadie le pasa totalmente. El árbitro de pista marca con una bandera complementaria el recorrido hecho por cada caballería, en caso de no llegar a la meta.
Las normas de cada concurso suelen ponerlas la organización, pero generalmente el remolque o los carros (donde se pone la carga) y la carga son de la organización. Cada carretero traerá sus utensilios, capazos (en caso de hacer falta), correas y todo el utillaje necesario. En caso de romper algún aparato el responsable siempre es el carretero, que una vez empezada la prueba no puede ser ayudado por nadie a excepción del árbitro, en caso contrario es descalificado.
La orden de salida es de menor a mayor peso (de esa manera se facilita la carga del remolque o carro) dentro de la misma categoría, y suele empezar la de categoría inferior. La organización se reserva la variación de las pruebas, por muchísimas razones, y siempre sin perjuicio de los participantes, aunque una categoría se procura que se acabe el mismo día, sobre todo por el transporte de los animales forasteros.
Todos los animales federados tienen que traer la correspondiente cartilla federativa, donde se indica el nombre, el amo de la caballería y su peso reglamentario, en la actualidad la pesada federativa tiene una duración de un año. En cada concurso suele haber una pesada para las caballerías no federadas, normalmente del pueblo, para dar la posibilidad de participación a estas y poder aumentar la afición, en este caso se resta el 3 % de su peso, pues competir el mismo día de la pesada hace que la yegua no esté en iguales condiciones que las federadas, pesadas tiempos atrás. El peso del animal es muy importante, de él dependerá la carga a arrastrar.
La carga del remolque o del carro depende del estado de la pista y de la dificultad o facilidad de las caballerías al pasarla, aumentando o disminuyendo la carga a comienzos de cada categoría, se intenta hacer más atractivo el concurso, de forma que si ninguna caballería pasa totalmente la pista le restan peso, si la pista se pasa con demasiada facilidad lo aumentan, siempre en la prueba siguiente, puesto que la proporción de la carga es la misma en cada categoría. El remolque o carro es el mismo para todos, dentro de la misma categoría, y la carga suele ser de 2 kg. para cada uno (del peso en báscula de cada caballería), el aumento o disminución va en cuartos de kg.
Las categorías varían, aunque suele haber una diferencia de 100 kg. entre ellas: hasta 250 kg., de 251 a 350, de 351 a 450, de 451 a 550 y de 551 kg. en adelante, en el concurso de una caballería. En las de dos y tres caballerías hay más variación, marcadas por la organización.
Los detractores del Tiro y Arrastre se basan en el maltrato de los animales, tanto fuera como dentro de la pista de competición, es por eso que en la mayoría de concursos el límite de varadas a la yegua es de 3, mientras la yegua está concursando, y dentro del recinto donde se desarrollan las pruebas, prohibido pegar; en otros concursos es libre, lo que hace que a veces el bastón sea desmesurado. La Federación no controla este asunto, y es que debemos de andar a eliminar totalmente la vara. Los propietarios de animales de tiro, hoy, los tienen por afición, no para el trabajo, por lo tanto tenemos que eliminar esa cruz que todavía tienen los carreteros, «eres más mal hablado que un carretero», el vocabulario y la vara tienen que refinarse, por el bien de este espectáculo. No es comprensible como con todo el amor del mundo se cuida y se trabaja a una yegua durante meses, para después maltratarla sin miramiento en unos segundos. Son los mismos carreteros los que tienen que poner de su parte para evitarlo. El gusto de ver el esfuerzo que hace un animal para arrastrar el remolque o el carro y la pericia del carretero sin palabras malsonantes y sin pegarle, es mucho para que el forofo que disfruta de un gran espectáculo, cuando hay un buen trabajo en la pista el aplauso del público sale rápidamente.
En Oliva desde hace no más de cinco años ha aumentado considerablemente el número de equinos, las mulas y los caballos de montar y los de tiro se han multiplicado, algunos incluido solo por el gusto de tener un burro o un macho, sin más pretensiones, a sabiendas de lo que esto comporta. El cuidado tiene que ser constante, la limpieza, el veterinario, herrero, sacarlos de paseo… los gastos y el tiempos son importantes. Algunos todavía recuerdan cuando en su casa tenían una yegua, otros hemos suspirado de niños por un poni, de mayor por un caballo y es que el amor por los animales es una constante en muchas personas.
Joan Bta. Orquín y Casillas
Festero de la Calle San Vicente
Carreras de joyas
Antiguamente durante las fiestas de san Antoni era tradición participar en la carrera de caballos que se celebraba al camino viejo de Xàtiva. Los jinetes solían ser jóvenes enamorados que competían con el fin de ganar el trofeo, un pañuelo de seda blanco. Este pañuelo se le regalaba a la chica como muestra de su aprecio, de aquí el nombre de carrera de joyas. Con el progreso los caminos se asfaltaron y la tradición de la carrera de Joyas desapareció. Hace unos años, un grupo de amigos recuperó la tradición y de nuevo se vuelve a celebrar. Podéis disfrutar de la espectacular carrera a la playa Mitja Galta, en la zona sur del Club Náutico, C/Alfons el Magnànim.